Este artista plástico, dibujante y humorista, quien fuera uno de los más agudos observadores de la realidad de su tiempo, a través de un trazo y una capacidad de análisis prácticamente inimitables, nació en Buenos Aires el 23 de marzo de 1915 y falleció el 29 de agosto de 1974. Su inclinación por el dibujo se manifestó tempranamente y alcanzó pronta madurez, gracias a un talento innato y una poderosa iniciativa, que unidos a su esfuerzo y voluntad, le permitieron publicar sus primeros trabajos a los 17 años, en La Novela Semanal y en Aconcagua, iniciando así una muy exitosa trayectoria. Encaró su formación de manera autodidacta y ya al cumplir 20 años había montado su propia agencia de publicidad, junto a su hermano Alfredo, también dibujante.
En 1941 se decidió a exponer en una galería de arte unos cuadros costumbristas y humorísticos que desarrollaba al estilo de las tiras gráficas. Al aparecer por esos días la revista Cascabel presentó allí treinta de aquellos trabajos, de los cuales fueron aceptados sólo siete. Decepcionado, pero no derrotado, se dirigió al diario La Nación, donde su material fue recibido muy auspiciosamente por el director Luis Mitre y el subdirector Angel Bohigas, quienes le ofrecieron un espacio diario.
Así, el 1º de diciembre de 1941, apareció el primer “grafodrama”, nombre elegido por Medrano para designar esas ilustraciones donde reflejaba con humor e ironía un amplísimo espectro de situaciones cotidianas, en las que tenían cabida todas las clases sociales y distintos ámbitos geográficos, así como aspectos del acontecer político y cultural del país.
En 1943, los “grafodramas” fueron compilados por primera vez por su autor en forma de libro, lo que se repitió un año más tarde con otra serie de dibujos.Años después lanzó nuevas tiras, que consistían en variaciones sobre el mecanismo de su ya célebre creación, a las que denominó “La placa velada”, “Estaba escrito” y “Apuntes desde un balcón”. Esta última –que logró gran repercusión– reflejaba escenas de la calle, observadas por Medrano desde su lugar de trabajo, en Diagonal Norte y Florida. El dibujante incursionó también en otros terrenos, como la creación de un personaje llamado “Matías” y las láminas a color tituladas “Galería Contemporánea” (con el famoso “contrera” antiperonista), desarrolladas entre 1951 y 1952, en la revista PBT, en las que reflejó con difícil ecuanimidad la profunda división política.
También, la caricatura política, a pedido de La Nación, desde mediados de los cincuenta. Anteriormente, en 1946 y 1947, había participado con sus láminas de los célebres almanaques de la marca Alpargatas y unos diez años después encaró, con el mismo formato, unas témperas publicadas en la revista Atlántida, con el título de “Temas para una funesta colección surrealista”, en las que podían entreverse ciertas influencias de Salvador Dalí, en tiempo de ironía hacia las creaciones de las vanguardias estéticas, a las que más tarde se agregaría una “Colección Suprarealista”. Fue un trabajador infatigable, que creó y dirigió también su propia revista (Popurrí), lanzada en 1946 y reaparecida en 1955, un micro semanal televisivo con sus “Grafodramas”, que estuvo en pantalla entre 1956 y 1958 por Canal 7, y otra tira diaria en El Cronista Comercial.
A pesar de tener un prestigio y un patrimonio consolidados, en 1962 decidió radicarse en Estados Unidos para graduarse como periodista en la Universidad de Indianápolis. Este hombre singular, obtuvo la Orden del Mérito Civil otorgada por el Gobierno de España, además de ser honrado por la ciudad de Hartford (EEUU), que instituyó el 16 de noviembre de 1962 como el “Día de Luis J. Medrano”, ya que el artista publicaba sus cartoons en un periódico local, como lo haría luego en The New York Times.
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